miércoles, 11 de mayo de 2016

Homo digitalis


Una primera característica de este hipotético 'Homo digitalis' es el vivir en un entorno en el que las pantallas son ubicuas. Los teléfonos inteligentes, tabletas y ordenadores invaden su vida diaria induciéndole a nuevos comportamientos. Todo está al alcance de un clic. La respuesta a cualquier pregunta se obtiene instantáneamente gracias sobre todo al buscador Google y a la Wikipedia. En particular,esta colosal construcción enciclopédica ha hecho realidad el sueño de Jorge Luis Borges en su visionario relato 'Tlön, Ubqar, Orbis Tertius'. En esta fascinante narración, una magna enciclopedia en construcción permanente describe todos los pormenores del planeta Tlön, y tan solo un ejemplar de su Onceno Tomo es ya suficiente para dar innumerables pistas de ese imaginario mundo completamente ordenado. Libros, música, cine, y toda la cultura, son accesibles hoy rapidísimamente gracias a las empresas que operan en internet y que baten un récord de distribución cada día que pasa o, simplemente, nos proporcionan nuestros objetos de deseo en formato electrónico instantáneamente. Sin ninguna duda la inmediatez sería una de las principales características del 'Homo digitalis'.
Internet extiende su conectividad entre las personas para incluir también dispositivos que pueden ser controlados o manipulados a través de la Red, se trata del denominado internet de las cosas. Naturalmente los científicos podemos utilizar telescopios y otras grandes instalaciones experimentales desde distancias remotas, y en la producción industrial es posible controlar muchos procesos de fabricación a través de la Red. Nadie se sorprende hoy de que un médico pueda acceder a la información del 'holter' de su paciente o pueda contribuir a la realización de una operación quirúrgica sin desplazarse de su despacho. En un ámbito más cercano, el 'Homo digitalis' puede controlar la calefacción, la iluminación e incluso las persianas de su vivienda mediante una rápida conexión desde el remoto lugar en que pasa sus vacaciones.
Este supuesto 'Homo digitalis' amplía su identidad desde su acotada realidad próxima a un espacio virtual ilimitado. Su participación en las redes sociales y en los múltiples foros de la Red le permiten reconstruir su yo, dotarlo de nuevas facetas reales o inventadas, difundiéndose así por nuevos ámbitos y comunidades, fragmentándose en nuevas identidades. Mediante participaciones en sus páginas de Facebook, en los foros, en los blogs, todo el mundo puede llegar a tener sus 15 minutos de gloria, haciendo cierto el pronóstico de Andy Warhol.

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